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miércoles, 13 de febrero de 2008

TALLER LITERARIO (primera parte).



TALLER LITERARIO.



Convengamos que un Nobel, al cual ni siquiera Borges pudo llegar, es esperar como demasiado. Ademas, es por lo menos problemático, ponerse en manos de gente, que visto lo pasado con don Jorge Luis, son sospechosos en primer grado, no ya de poseer criterio literario en particular, sino de siquiera saber leer, en general.

Mas viviendo en un país campeón mundial de pelota vasca, billar, fútbol, mas nunca jamas, de algún hecho cultural. Por lo menos masivo. Por ejemplo, Borges en un mito argentino, tiene la dimensión de mito, a pesar de no haber ganado el Nobel. Acá, ni cerca están nuestros Benedettis o Galeanos, aunque todavía vivos, de llegar a ser mojones de un recorrido turístico por Montevideo. ¿ A quien le importa en que boliche pararon, si es que ese boliche todavía sigue en pie ? ¿ Alguien se pregunta donde queda la casa natal de alguno de ellos ? Algún inversionista en el rubro inmuebles, quizás, aunque allí hubiere nacido Juan Pelotas.

Ser escritor en Buenos Aires, para no irnos muy lejos, es muy diferente de ser escritor en este bendito país. Borges integra una pleyade de mitos formada por Gardel, Troilo, Luca Prodan, Tanguito, Maradona, y seguramente con los años, Dolina. Que delantera, mi dios ausente !!! Hasta con suplente, perdoneseme la involuntaria rima. ¿ A donde quiero llegar ? A fuer de sincero, y en primer lugar, al final de esta creación literaria, que debido a mi ilustre ignorancia, no sabría en que estilo narrativo catalogar. Luego, mas allá de ese primer objetivo cercano y tangible, a exponer mis disquicisiones interiores ante ustedes, con ningún fin practico, les aseguro. Escribo, ustedes lo leen, pero desde ya les adelanto que vuestras conclusiones y posibles opiniones consecuentes, me importan un reverendo carajo. He llegado ya, incluso antes que ustedes se tomaran el trabajo de leer estas cosas, a conclusiones finales. Como no podría ser de otra manera, porque seria por lo menos complejo escribir algo que esperare, de sus de ustedes, reflexiones, conclusiones y consejos, para llegar a algún final, por lo menos coherente. Seria una trabajo de nunca acabar: yo escribo, ustedes leen, me hacen llegar sus ideas, yo las tomo o las dejo, y así ad infinitum...no seria vida, ni para ustedes ni para mi. Eso seria un Debate Televisivo, no una creación literaria.

Por lo tanto, me he tomado el atrevimiento, y el trabajo ( por que no decirlo), de escribir algo con un final claro e indiscutible, por lo menos desde mi nada humilde punto de vista. Que para eso me pagan, o es a lo menos esa mi esperanza, que esto de escribir, me reditué alguna recompensa económica.

Bien, y sin quererlo siquiera, llegamos a una primera conclusión: escribo para ganar dinero, y no tener la necesidad de estibar bolsas en el puerto, que habrá organismos mas adaptados que el mio para esa digna tarea.

Aunque expuesta en primer lugar, esa causa no tiene que ser, y de hecho no lo es, la principal causa por la cual pretendo construir una carrera literaria mas o menos exitosa. Nada mas alejado de la verdad. La matriz de este esfuerzo, se debe buscar en la energía primaria movilizadora, que según Freud, sirve, sublimada, para ser la energía de todas las actividades e inquietudes humanas: ganarse minas.

Esto todos los artistas lo saben, pero pocos son los que lo reconocen.

¿ Porque la literatura, dirán ustedes, y no la música, la pintura, la escultura, o el ikewana? Por descarte, contestoles yo.

Sin lugar a dudas, la actividad mas acorde y hecha a medida, para ganar minas, es la música. Claro, no hay que olvidar que esta tiene dos vertientes fundamentales: la creación, que podría llegar a considerarse como una construcción literaria, y la ejecución. De esas dos vertientes, esta ultima es, por supuesto, la mas facilitadora para la tarea que pretendo llevar a buen puerto. Ya se sea líder de una banda de rock, cantor de peñas, o músico callejero, el ejecutante de música tiene una gran ventaja sobre otros artista a la hora de llevar una mujer a la cama. Las cosas son como son, y nada ganamos en ir contra la corriente. El tema es que para ejecutar música a un nivel digno, que llame la atención de nuestra potencial amante, se necesita cierta predisposición física para la música, ya sea teniendo una buena voz, buen oído, o siendo hábil en el manejo de las manos: soy total y confesamente nulo para cualquiera de esas actividades y para cualquier otra que requiriere el uso coordinado de las extremidades. Eso me hizo descartar desde niño otra actividad que predispone a las mujeres para con uno: el deporte. Todos los deportes, hasta el automovilismo, se encuentran fuera del alcance de mi destreza y entendimiento. No tengo libreta de conductor, y creo que es obra del destino, o de una cooperativa de ángeles de la guarda, decididos a que ni yo, ni ningún otro pobre infeliz, terminen bajo las ruedas de algún vehículo conducido por mi.

Es mas: hasta la simple actividad de escribir por medio de un teclado, se reduce en mi a un tarea titanica, llevada a cabo con los únicos dos dedos de las manos sobre los que aun tengo algún dejo de dominio.

Luego de esta exposición, habrán ustedes descartado, de muto propio, rápidamente y de plano, y con mas razón aun, la pintura, la escultura, el ikewana o el oregami, que mas allá de requerir habilidades que no tengo, tampoco son fuente segura de minas. Por lo menos visto desde afuera. Piensen si no en Van Gogh: ni vendía cuadros, ni fornicaba. Como para no terminar chapita chapita, no?

Últimamente, no he podido dejar de posar mi atención en otra actividad con mucho potencial en cuanto a realizadora de los fines por mi perseguidos: el de conductor de noticieros. De televisión, por supuesto. Pero creo que como ya tan bien lo ha definido nuestro Presidente, perdí el tren. Quizás si me hubiere inclinado por esa actividad cuando aun tenia algún pelo para peinarme, y muchos quilos menos para disimular, dicho trabajo me hubiera dispensado de escribir a maquina, por cuanto otros escriben para ellos, me hubiere dispensado de ser periodista, superflua profesión si la hay en ese campo, y me atrevo a decir, me hubiere hasta dispensado de pensar con mi propia cabeza. Pero bueno, lo no hecho, no hecho esta, y ya no caben lamentaciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ya me habia olvidado, perdida entre tanto artículo sobre el ceibal, para cuando la segunda parte del taller literario??? gracias. Mare